Como dijo en una ocasión el escritor Robert Orben, “las buenas vacaciones son aquellas en las que no tienes nada que hacer y tienes todo el día para hacerlo”.  Y puesto que agosto es el mes vacacional por excelencia, recordemos cuáles son los tipos de vino más apropiados para combatir las altas temperaturas y cómo deben atemperarse para que su disfrute sea superior.

Está claro que el calor se puede combatir con algo más fresco y joven que de costumbre. Por eso, vinos blancos, rosados y espumosos se erigen como los principales aliados del termómetro en verano. De acuerdo que estos vinos no entienden de estacionalidad, pero resultan mucho más agradables, si cabe, en estos meses estivales.

En el Grupo BSV apostamos desde hace muchas cosechas por estas tipologías. Nos gusta la sutileza de un blanco, la golosidad del rosado y la frescura de un cava. Por esta razón contamos con referencias imprescindibles en nuestro catálogo. Por ejemplo, dentro de la gama Particular, confiamos en el Chardonnay- Moscatel de Alejandría o en el Chardonnay fermentado en barrica. También en el Rosé, una radiante y fresca Garnacha, y en el Blanc de Noirs, cuya madurez y elegancia lo han convertido en una de las nuevas referencias del cava aragonés.

Sobre las temperaturas, aspecto imprescindible para disfrutar de cada sorbo, hablamos de los 7°C que necesita el cava, 9°C para blancos y rosados, 10°C si se trata de blancos con crianza y algo más (12°C) si tenemos delante un tinto joven. Si se respetan estos baremos, que pueden tener algo de variación porque no es cuestión de milimétrica rigurosidad, el vino estará perfecto. Ahora bien, hay que tener en cuenta que en tan sólo diez minutos la temperatura puede aumentar hasta 4ºC en un día de excesivo calor. Así que, como consejo, es preferible enfriar las botellas un poco más para que cuando se descorchen y transcurran los minutos de servicio estén en su temperatura idónea.

Enfriar en la nevera un rosado, por ejemplo, necesitará de algo más de dos horas para que alcance su temperatura óptima de consumo. Sin embargo, en 12-15 minutos obtendrá el mismo resultado en una cubitera con agua y hielo al 50%. Así que adelante a por las cubetas rebosantes de cubitos y a tener la paciencia suficiente como para esperar esos minutos.

Esto de la temperatura, independientemente de la época del año, es un aspecto fundamental. Y es que si un vino se sirve excesivamente frío perderá muchos aromas ya que sus compuestos volátiles no se liberarán. Por lo tanto, habrá menos fruta y la acidez se suavizará. Si por el contrario se toman demasiado calientes -por encima de los 20°C- el alcohol y la acidez se acentuarán y la sensación será ardiente y demasiado cálida.

Por lo tanto, habrá que tomarse su tiempo para que un descorche contribuya al disfrute de los tan esperados, necesarios y merecidos días de vacaciones… días de verano, vino y relax.